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Aunque muchos conductores no son conscientes de ello, cuanto mayor es la velocidad a la que conducimos, menor es nuestro campo de visión y, en consecuencia, también disminuye la capacidad de detectar riesgos y de reaccionar.

La explicación es sencilla. Cuando conducimos, pasamos junto a las cosas y las personas a mayor velocidad, y nuestra visión solo es capaz de percibirlos de forma más difusa. Cuanto mayor es esta velocidad, más difusas son estas imágenes, y a la práctica, solo tenemos una visión nítida y clara de lo que tenemos justo enfrente pero no del entorno. Esto es lo que se conoce como “efecto túnel”.

Así, por ejemplo, a 65 km/h el ángulo de visión se reduce hasta los 70 grados, mientras que a 100 km/h el ángulo de visión periférica baja hasta 42°. Y, a 130 km/h, solo 30°, apareciendo el llamado efecto túnel. Por esta razón, el campo visual depende directamente de la velocidad a la que circulemos. Este efecto también puede aparecer en personas que han consumido alcohol.

 

¡Atentos! Si en el examen os preguntan en qué tipo de vía es más frecuente que se produzca la respuesta será en autovías y autopistas. En cambios, si preguntan cúando es más peligroso la respuesta será en las intersecciones.

 

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