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La conducción de una motocicleta es una experiencia única, diferente a la de circular en otro tipo de automóviles. Y exige del motorista preparación y prudencia para minimizar los riesgos, pues cualquier error o imprudencia –propios o ajenos– tiene un alto precio.

En 2016 fallecieron 343 motoristas en accidentes de tráfico –234 en carretera–, en gran medida a causa de salidas de vía y en fines de semana.

Nunca forzar

Una de las reglas de oro en la conducción de motos, válida para motoristas principiantes y experimentados, es nunca conducir por encima de las propias capacidades y conocimientos.

“Cada motorista debe conocer sus posibilidades y hacer las cosas al ritmo que sabe”, explica Joan Arnella, director de la escuela de conducción TAC.

 

Las curvas son lo más peligroso cuando circulamos en moto. Para tomarlas con seguridad hay que adaptar la velocidad, analizar la trazada y prever posibles peligros durante la maniobra para anticiparse a tiempo. En esta animación te mostramos las claves.

 

Acoplado a la moto

Sobre la moto, la postura del motorista debe ser relajada y acoplada a la moto. El cuerpo no excesivamente erguido y las rodillas ceñidas al depósito de combustible, para ganar aerodinámica (menor resistencia al aire). Los codos, ni pegados ni separados del cuerpo, para permitir la movilidad de los brazos.

Mirada a lo lejos

Otra de las técnicas fundamentales en moto es dirigir la mirada hacia el punto más lejano de la trayectoria. De esta forma el motorista amplía su campo visual y tiene más tiempo para anticiparse a situaciones de peligro.

“Miramos lejos para analizar el tipo de curva y el estado del firme y ‘dibujar’ la trayectoria, primero mentalmente, y después sobre el asfalto. Es preferible trazar de una vez que corregir en medio de la curva”, explica José María O’Mullony, jefe de sección de Formación de Conductores de la DGT.

Trazada perfecta 

Ante todo, es fundamental respetar en todo momento el límite legal de velocidad. Cuando llegan las curvas, debe adaptar su velocidad al tramo. Los especialistas aseguran que la aproximación es lo más importante: solo una preparación adecuada permitirá la trazada perfecta.

“La aproximación a una curva es un momento crítico. Lo más difícil en moto es saber a qué velocidad llegar a cada curva y cuánto inclinar la moto. De esta decisión puede depender una caída”, destaca José María O’Mullony.

Inclinar SÍ, tumbar NO

Así, el motorista reduce su velocidad frenando y bajando de marcha y ocupa la parte exterior de su carril, para tener un radio de giro lo más amplio posible.

En el punto de giro, el más lento de la maniobra, deja de frenar e inclina la moto. Si debe ‘tumbarla’, su velocidad no es adecuada.

Dentro de la curva, abre gas solamente para dosificar la aceleración y mantener la velocidad constante durante toda la trazada.

Dentro de su carril

Durante la inclinación, el motorista debe mantenerse siempre dentro de su carril. Jamás debe invadir el contrario, ni con la motocicleta ni con el cuerpo: una colisión contra un vehículo que circule en el otro sentido puede ser fatal.

Y en los imprevistos -siempre los hay-, el motorista que mantiene su margen de seguridad puede reaccionar a tiempo ante gravilla suelta, baches u obstáculos.

“Para conducir una moto con seguridad es necesario prepararse bien y prepararse antes. Cuantas más cosas sabe un motorista, mayor es su margen de seguridad”, afirma Arnella.

Tras una trazada ‘limpia’, la salida de la curva será el momento más cómodo y desahogado del giro, para enderezar la moto y acelerar progresivamente. Hasta la siguiente curva.

 

 

 

Fuente: DGT.es, y los sabios consejos de nuestro profesor de carnet de moto David Salvador.